Una antigua tradición familiar de tomar café hecho a base de haba busca transformarse en un producto de consumo masivo. Carlos Ayala, de la microempresa Ayala y Flores Productos, de la parroquia Alangasí, en el sureste de la capital, explica que en una reunión se recordó que los abuelos elaboraban la bebida en el pasado y así surgió la idea del negocio, que hoy da trabajo a diez personas.