La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, celebró los logros del gobierno de Cardoso en el 2011, enviándole una carta por su cumpleaños número 80 en la que alababa sus “ideales” democráticos y dijo que el presidente “contribuyó decisivamente a la (...) estabilidad económica”. Sin embargo, sostener el plan antiinflación implicó dolorosos recortes del gasto y la privatización de algunas empresas estatales que operaban con pérdidas.