Franklin Aisalla fue cerrajero de profesión y ganaba un sueldo promedio de $ 600, que supuestamente usaba además para sostener a sus padres. Según sus familiares, salió el 21 de febrero del 2008 de la cerrajería en la que trabajaba sin informar dónde iba. El 27 de febrero llamó a su madre y le dijo que se encontraba bien. Fue lo último que supo de él.