“Querida y estimada esposa, es la primera vez que tomo una computadora para poderte escribir y decirte lo mucho que te amo. Perdóname por no haberte dicho antes. Sabes que la soledad me mata por dentro. Saludos a mis queridos y amados hijitos. Besos y abrazos, los amo”. El mensaje era de Sandro para Jakelin, la esposa a la que este ecuatoriano había dejado para viajar a España en busca de trabajo, a raíz de la debacle económica que enfrentó el país por el feriado bancario y la crisis de 1999.