En Nigeria, donde la violencia y los secuestros son una triste realidad, la historia del sacerdorte Isaac Agabi resplandece gracias a su testimonio de esperanza y fe inquebrantable.
El sacerdote de 46 años, 15 de ellos dedicados al servicio de Dios, perteneciente a la diócesis de Auchi, narra cómo sobrevivió a un brutal secuestro gracias a su profunda devoción a la Virgen del Perpetuo Socorro.
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¿Cómo fue el secuestro del sacerdote nigeriano?
Corrían los días de la Santísima Trinidad, en junio de 2020, cuando el Padre Agabi y el entonces seminarista Justice Chidi Mbonu, ordenado sacerdote en 2022, fueron emboscados por pastores fulani armados en el estado de Edo.
“Vi a un grupo de chicos corriendo hacia mi auto. Al principio, no me di cuenta de que estaban armados, pero cuando vi las armas, supe que estábamos en problemas”, recuerda el padre Agabi, citado por la Agencia Católica de Información (ACI).
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Los secuestradores, tras sacarlo violentamente del vehículo y someterlo a brutales golpes, lo acusaron de ser su enemigo y amenazaron con matarlo.
“Forzaron el auto, me sacaron a rastras e inmediatamente empezaron a golpearme. Me levantaron y me tiraron al suelo. Utilizaron madera para golpearme repetidamente. En un minuto me habían convertido en basura”, añadió el sacerdote.
Junto al seminarista Justice, fue llevado al bosque, despojado de su alba y estola, y forzado a caminar con el alba bajo el brazo. El único objeto que le dejaron conservar fue su rosario.
Los secuestradores exigieron un rescate de 100 millones de nairas (unos 65 mil dólares). La respuesta del obispo, comunicando la incapacidad de la Iglesia para pagar, enfureció a los captores, intensificando su violencia.
El padre Agabi relata el horror de los días siguientes. “Nos ataban, nos tapaban la cara y amenazaban con matarnos. Nos llevaron a un pozo profundo, diciendo que arrojarían allí nuestros cuerpos después de matarnos”.
En medio de la desesperación, el sacerdote se aferró a su fe mariana, pidiendo la intercesión de la Virgen del Perpetuo Socorro.
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Su fe lo salvó
El religioso relata cómo un giro de los acontecimientos y su poquito de fe le permitieron escapar de sus captores.
“Soy devoto de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro; hice una devoción a la Virgen del Perpetuo Socorro. Así fue, porque durante todo mi periplo con aquellos secuestradores, siempre estuve invocando la salvación de la Madre del Perpetuo Socorro”, afirma.
Agabi menciona que decidió confiar en la voluntad de Dios y la Virgen. “Dios, si es tu voluntad que sobreviva, haz que suceda, pero si no que se haga tu voluntad; entrego mi vida en tus manos, Señor”, asegura que fue su plegaria al cielo.
Luego, el milagro o, al menos, así lo ve él. Una noche, dos de los secuestradores salieron por comida y nunca volvieron, sembrando la confusión entre sus cómplices. Para Agabi, esa era una señal.
Aprovechó la confusión, él y el seminarista escaparon en la oscuridad de la noche.
“Hacia la medianoche, algunos empezaron a dormirse. Esa fue nuestra oportunidad. El seminarista y yo corrimos hacia el monte y seguimos corriendo. Corrimos durante horas en total oscuridad, sin saber adónde íbamos”,recuerda.
La huida, que ocurrió el 9 de junio de 2020, fue un éxito. Agabi la describe como un milagro, aunque reconoce que la experiencia lo marcó profundamente. A pesar del trauma, el clérigo asegura que ya no le teme a nada, ni siquiera a la muerte.
“Esos hombres tuvieron todas las oportunidades para matarme, pero Dios no lo permitió. Eso significa que mi misión aún no ha terminado aquí en la tierra, y esta es una segunda oportunidad para servir a Dios aún mejor,” sentenció Agabi, agradecido por la segunda oportunidad que, según él, le fue concedida por la Virgen y la Santísima Trinidad.
(I)