Dos personas van en auto en Guayaquil, cuando una de ellas señala algo. “¡Mira!”, dice riendo, “Ese señor, jugando en patineta”. Se trata de un hombre adulto, en ropa deportiva, que se entretiene a solas en la acera. Unos segundos de silencio, y el comentarista reflexiona. “Bueno, qué importa, tiene derecho”. No es muy distinto a que vaya en bicicleta, agrega después de otro silencio. Solo es la connotación de la tabla con ruedas: es para niños y adolescentes, después de eso, no usar.