El quinto día de la Novena de Navidad enmarca un punto de inflexión en la preparación de los creyentes católicos que esperan la celebración del Nacimiento de Jesús el día 25 de diciembre.
Los creyentes continúan con el cumplimiento de la tradición con oraciones y reflexiones que se relaciónan a la fe católica en torno a sentimientos de esperanza, alegría e ilusión en su jornada religiosa más importante.
Con refugio y acogida damos esperanza y vida
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Ambientación
Cuando María y José llegaron a Belén, se encontraron que no había alojamiento en el pueblo, ya que muchos habían llegado para empadronarse. José lo pasó mal, porque el Niño podía nacer en cualquier momento y no tenían dónde recibirle. Sin embargo, no se desanimó, pues sabía que Dios estaba preparando todo para que se cumpla su voluntad. Dios es Padre bueno y nos ama inmensamente; por eso siempre dispone lo mejor para nosotros, aunque muchas veces no lo sentimos, sino cuando ha pasado el tiempo. En momentos en que nos cuesta descubrir el por qué nos pasan las cosas, debemos tener fe como María y José, y repetir una y otra vez: “Hágase, Señor, según tu voluntad”.
Oración a San José
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El Papa León XIV nos dice: “Seamos pastores según su corazón, capaces de ayudarnos mutuamente a caminar en el amor y en la verdad”.
Lectura Bíblica: (Heb 13,1-6)
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Sigan amándose unos a otros como hermanos y hermanas. No se olviden de la hospitalidad con los extraños, porque por ella algunos, sin saberlo, mostraron hospitalidad a los ángeles. Acuérdense de los presos, como si estuvieran con ellos en la cárcel, y de los maltratados, como si ustedes mismos sufrieran. Honroso sea el matrimonio y puro el lecho conyugal, porque al adúltero y a los inmorales los juzgará Dios. Mantengan su vida libre del amor al dinero y estén contentos con lo que tienen, porque Dios ha dicho: ‘Nunca abandonaré’. Así, decimos con confianza: ‘El Señor es mi ayudador; no temeré. ¿Qué puede hacerme el mortal?’
Reflexión
Según Lucas, Augusto decretó un censo para saber cuántas personas habían y cuáles eran sus posesiones. Así podía recolectar impuestos. Lucas dice que María dio a luz en un pesebre, porque no encontró refugio en la posada. Es difícil no revestir la escena de sentimentalismo, pues tenemos imágenes dulces de la Sagrada Familia rodeada de simpáticos animales. En el pesebre que armamos en época navideña, no solemos destacar las evidencias de la sangre, sudor y lágrimas que debieron soportar José y María en esos momentos. El pesebre subvierte nuestra expectativa y nos demuestra que el señorío de Dios, no se basa en la imposición ni el autoritarismo, sino que se revela “desde abajo” en solidaridad con nuestra frágil humanidad. El pesebre nos recuerda que Navidad es tener ojos abiertos y corazón presto para acoger al necesitado.
Meditación
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El Hijo, para mostrar cuánto amaba a la humanidad, eligió una vida de necesidades. La Pasión comenzó desde su nacimiento en un establo; lo primero que vio fueron las sucias paredes de la cueva; su olfato fue afectado por el hedor del estiércol; su tacto afectado por la áspera paja. Poco después se vio obligado a huir a Egipto, donde pasó varios años en la pobreza. Su infancia y juventud fueron de duro trabajo; finalmente, en Jerusalén murió en la cruz. Así, la vida de Jesús fue una serie de dolores que no afectaron su buena disposición, porque los acogió de buena voluntad, por amor a nosotros. María, Madre y esperanza nuestra, ayúdanos a acogernos unos a otros con libertad y calidez, no sólo en Navidad, sino siempre.
El regalo de este quinto día de novena, es comprometernos a aceptar la voluntad de Dios y ofrecer al Niño las contrariedades que nos vengan a lo largo del día.


















