Aquí los clientes beben y ladran: ubicado en el barrio londinense de Hackney Wick, un bar para perros y sus dueños seduce a los amantes de las mascotas, las cuales finalmente encuentran un espacio donde poder deambular en paz.
No hay escándalo cuando un perro se sube a la mesa u olfatea las piernas de otros clientes: en el bar After Bark, nombre con un curioso juego de palabras que significa algo así como “bar para después de ladrar”, el perro es el rey.
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“Ya hemos estado en otros lugares para perros, pero ninguno en el que hayamos podido dejar correr tan libremente a los nuestros”, explica a AFP Rhema Moses, una joven que al momento de responder no sabe dónde está su mascota.
Detrás de la barra, la propietaria y fundadora, Jamie Swan, prepara lo que parece ser una hilera de medio metro de bebidas. Ella llena los seis pequeños vasos con varios cócteles cuidadosamente preparados, antes de deslizar una galleta con forma de hueso en el último. Al ponerlos en el suelo son la alegría de un pequeño caniche negro y un cocker spaniel inglés.
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Margrrrrita, mojitoutous: las copas en realidad contienen “puptails”, cócteles aptos para perros que se sirven a estos lanudos clientes... sin alcohol, por supuesto.
“Los puptails que tenemos aquí en la carta están compuestos por remolacha cruda, zanahoria cruda, tés a base de diente de león y bardana, varias raíces de árboles”, explica a AFP el dueño del local. “Cosas que básicamente pondríamos en tés refrescantes que son buenos para nosotros, pero también muy buenos para ellos”.
Socializar
Al abrir After Bark, la idea de Jamie Swan era crear “un centro comunitario para perros y humanos”, que sirva cócteles y cafés, pero que también ofrezca cuidado, aseo y entrenamiento de perros, gracias a un centro adjunto.
“No ponemos a los perros primero, ponemos a los perros y a los humanos al mismo nivel”, subraya.
Recientemente inaugurado, este bar abre los jueves, viernes y sábados por la noche con el objetivo de ayudar a los dueños de mascotas que han sufrido momentos de soledad debido a la pandemia de coronavirus.
“Especialmente en tiempos de confinamiento, muchos propietarios se sienten solos y con dificultades”, dijo Bella Ryan, gerente de la guardería para perros Barkney Wick, vinculada al bar.
“Es un lugar realmente genial para que las personas se reúnan”, agrega la joven, “mientras dejan que sus perros corran y socialicen en un ambiente más relajado, tomando una copa”.
De pie sobre una mesa, Mochi, una pequeña can de pelo corto con una sudadera lila, huele curiosamente sus cócteles bajo la atenta mirada de su amo.
“Ella tiene solo un año, la tuvimos durante el encierro”, dice Jordan Barnes. “Este bar es realmente genial, puede conocer a otros perros y también interactuar con otros humanos”. (I)