Japón y España, dos naciones que encabezan la lista de mayor expectativa de vida al nacer, comparten un vínculo profundo entre sus hábitos alimentarios y su longevidad. En efecto, lo que consumen puede ser la clave de su salud y vitalidad a lo largo de los años.

Las dietas mediterránea y japonesa, ampliamente reconocidas en investigaciones científicas, se erigen como modelos a seguir en todo el mundo, disminuyendo el riesgo de mortalidad.

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La comida tradicional de Japón está basada en alimentos saludables como las frutas, las verduras, las legumbres, los cereales y los pescados. Foto: maruco

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Por sus alimentos tradicionales

La base de esta cultura culinaria se encuentra en ingredientes saludables como frutas, verduras, legumbres, cereales y pescados, en sintonía con la dieta mediterránea.

Estos alimentos proporcionan beneficios compartidos, como la reducción del riesgo cardiovascular, gracias a la fibra que controla los niveles de azúcar y colesterol en sangre, y las grasas cardiosaludables presentes en el pescado. Además, los japoneses limitan la ingesta de grasas derivadas de mamíferos y aves, favoreciendo alimentos fermentados.

Consumen menos sal y azúcar

Una diferencia clave radica en su reducida ingesta de sal y azúcar. Los condimentos japoneses aportan sabor sin recurrir a estos ingredientes perjudiciales para la salud.

Las dietas mediterránea y japonesa se han relacionado en múltiples estudios con un menor riesgo de mortalidad. Foto: monzenmachi

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Comen en pequeñas cantidades

Además, la cultura japonesa aboga por comer en porciones más pequeñas pero variadas. Esta práctica facilita el control de las calorías y la ingesta adecuada de nutrientes esenciales.

Las cocciones son más saludables

Optan por técnicas más saludables para la preparación de los alimentos, como el vapor o la cocción lenta, minimizando el uso de frituras.

(I)

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Redacción