Al pasar los 40 años algunas personas empiezan a notar que leer esos pequeños textos cercanos se vuelve un reto. La razón no es una enfermedad; se trata de un fenómeno natural del envejecimiento ocular conocido como presbicia, que aparece entre los 40 y 45 años, incluso en aquellos que nunca han usado lentes antes.

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Esto ocurre porque el cristalino del ojo se va endureciendo con el tiempo. La presbicia también es la famosa “vista cansada”, que se manifiesta como una dificultad para ver objetos de cerca.

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Este problema aparece cuando el cristalino pierde su flexibilidad, y muchos se sienten frustrados porque tienen que alejar el libro o la pantalla del teléfono para ver con claridad.

La presbicia es la famosa “vista cansada”. Foto: Freepik.

Síntomas de la presbicia

Algunos síntomas comunes incluyen una fatiga ocular molesta luego de leer un rato.

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Dificultad para leer los textos de los mapas o las etiquetas de los alimentos. Necesidad de alejar los objetos.

También pueden presentarse dolores de cabeza al realizar actividades cercanas por períodos prolongados o dificultad para trabajar en tareas que requieren visión cercana, señala el portal Ilta-Sanomat.

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Aunque el tratamiento más común para la presbicia es el uso de lentes correctivos, como gafas de lectura que ayudan a compensar la pérdida de enfoque, algunas personas cometen un error al usarlos.

Y es que la mayoría asocia la necesidad de gafas para leer con la idea de que sus ojos se están volviendo “perezosos”.

Pero eso no es cierto. El doctor Petri Eskola, un oftalmólogo citado por el portal ya mencionado aclara que este es uno de los mitos más comunes: el uso de gafas no debilitará la visión a medida que se envejece.

De hecho, es todo lo contrario, las gafas enfocan y complementan la visión natural, facilitando la lectura y otras actividades cercanas.

Las gafas enfocan y complementan la visión natural. Foto: Freepik

Algunos preferirán seguir esforzándose por ver sin lentes debido al temor de que empeoren su vista. Pero, como explica Eskola, intentar evitar las gafas no tiene sentido, ya que la necesidad de corrección visual es solo parte del proceso natural del envejecimiento.

“Es completamente falso afirmar que el uso de anteojos o la corrección de la visión con lentes de contacto, por ejemplo, dejaría los ojos perezosos o causaría un mayor deterioro de la visión. Las gafas y lentes de contacto destinados a corregir la visión de la edad complementan la visión natural de una persona”, afirma Eskola.

La presbicia es una parte normal del envejecimiento y usar gafas es una solución práctica, no un signo de debilidad.

(I)

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