Sentada en su trabajo, como encargada de una tienda de ropas, María Claudia suele sudar tanto como si regresara de una caminata larga a orillas del Lago, en Maracaibo, Venezuela. La ciudad es calurosa, se sabe, pero la mujer, de 24 años, suda demasiado. Por insistencia de su madre fue al dermatólogo, quien le habló de la hiperhidrosis.