La teoría era simple y convincente: los niños son menos vulnerables al nuevo coronavirus porque son portadores de anticuerpos contra otros coronavirus comunes que causan el resfriado común. La idea también podría explicar por qué algunas personas infectadas con el nuevo virus presentan síntomas leves mientras que otras (supuestamente sin anticuerpos para los coronavirus del resfriado común) se ven mucho más afectadas.