El pterigion es un crecimiento anormal del color rojo y blanquinoso de la conjuntiva, que invade la córnea, de manera más habitual en el lado más cercano a la nariz, aunque también puede afectar al lado externo del ojo o a ambos ojos.
Es indoloro y los síntomas dependen de la magnitud de la lesión, por lo que cuanto más crecen, más molestias (como lagrimeo, enrojecimiento o sensación de cuerpo extraño) pueden provocarse en la superficie del ojo.
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En los casos más graves, la visión puede correr peligro, ya que recubre una zona más amplia de la córnea y hacer que aparezca astigmatismo, cuenta ICR, centro oftalmólogo profesional.
En países como Ecuador, en donde la incidencia perpendicular de los rayos UV prevalece todo el año, la población está expuesta a una cantidad elevada de radiación, al encontrarnos sobre la línea ecuatorial. Esta exposición prolongada a los rayos ultravioletas, sumada a otros factores como el viento y el polvo, puede dar paso a una serie de problemas visuales, siendo el pterigion el más frecuente si es que no se utiliza la protección adecuada.
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Causas detrás del ‘pterigion’
- La exposición al sol es la principal causa de esta enfermedad visual, además de otras condiciones ambientales irritantes como el polvo, el aire seco o el humo. Otros factores que contribuyen al desarrollo de esta patología son la altura y la resequedad ocular.
- El pterigion puede ser unilateral o bilateral, es decir, puede aparecer en uno o en ambos ojos. El especialista David Verdesoto, oftalmólogo, señala que, si bien no se tienen estadísticas sobre la incidencia de esta patología en la población ecuatoriana, se estima que el 10 % de las personas padece algún grado de afectación de pterigion.
- Esta patología visual se puede presentar a cualquier edad, principalmente desde la adolescencia. Su grado de afectación depende de factores externos como los antes mencionados. Asimismo, el consumo de cigarrillo y el síndrome de ojo seco pueden contribuir a la progresión de la enfermedad.
- De acuerdo con Verdesoto, especialista de la Clínica Andes Visión, un factor de riesgo puede ser la ubicación geográfica. “En Ecuador, por la incidencia perpendicular de los rayos UV todo el año, recibimos una cantidad elevada de radiación, lo que hace a la población ecuatoriana más propensa a esta patología”, añade.
Síntomas de alerta
Esta enfermedad visual por lo general es asintomática; sin embargo, el paciente puede notar que aparece una mancha blanquecina o rojiza sobre la córnea junto al iris, que es la parte que da color al ojo. Otros signos de alerta son:
- Enrojecimiento de los ojos.
- Sequedad ocular.
- Irritación y sensación de cuerpo extraño en el ojo.
- Si el pterigion invade la córnea de forma significativa, puede llegar a distorsionar la forma de la superficie anterior del ojo ocasionando astigmatismo, lo que afecta la visión.
¿Existen tratamientos adecuados?
Según Andes Visión, para el diagnóstico no se necesitan exámenes especiales, ya que se confirma con un examen físico de los ojos. Tras conocer el diagnóstico, la mejor solución al problema dependerá del grado de la patología y las condiciones del paciente tras una correcta evaluación oftalmológica.
Sin embargo, el tratamiento más habitual, afirma el especialista, son las lágrimas artificiales o los antiinflamatorios tópicos. Con esto se busca reducir los síntomas, aunque estos tratamientos no eliminan el problema.
En muchos de los casos las medidas antes mencionadas suelen aliviar los síntomas, no obstante, el pterigion puede seguir creciendo hasta invadir significativamente la córnea. En estos casos la solución puede ser la intervención quirúrgica.
La cirugía consiste en retirar el tejido carnoso y sustituirlo por un autoinjerto de la propia conjuntiva del paciente. Se trata de un procedimiento menor, ambulatorio, cuyo posoperatorio es corto, con rápida recuperación. Sin embargo, existen casos en que el pterigion puede reaparecer después de la cirugía. (F)