La alimentación constituye una de las necesidades básicas del ser humano atendiendo a la famosa jerarquía de Maslow. Sin embargo, según el trabajo seminal que publicó la FAO en 2011, una tercera parte de los productos agrícolas y ganaderos que se producen en el mundo no son consumidos como alimentos. La magnitud de esta cifra ha despertado conciencias y ha convertido al desperdicio alimentario en uno de los ejes de la política alimentaria a nivel mundial en la última década.