“Yo no le quiero gritar a mis hijos, pero estoy tan cansada que es lo que funciona. No tengo apoyo, me entra una crisis y se me sale, los reto; simplemente pasa, me siento culpable”.

La crianza ha sido un tema de discusión durante generaciones. Desde tiempos inmemoriales, cada cultura y sociedad ha tenido sus propias técnicas y métodos para criar a sus hijos. Sin embargo, recientemente ha surgido un enfoque conocido como “crianza respetuosa”, que se centra en el respeto mutuo entre padres e hijos. En Ecuador, como en muchas otras partes del mundo, este método ha ganado popularidad y es practicado por muchas familias conscientes de su importancia.

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¿Qué es la crianza respetuosa?

La crianza respetuosa se basa en la idea de que los niños son seres humanos completos desde el momento en que nacen. En lugar de ser vistos como seres que deben ser moldeados según las expectativas de los adultos, se les ve como individuos con sus propios sentimientos, deseos y necesidades. El objetivo es criar niños que se sientan amados y valorados por lo que son.

¿Cuál es la diferencia entre la crianza tradicional y la crianza respetuosa?

Según Eli Rodríguez, psicóloga clínica de Guayaquil, la crianza tradicional está muy arraigada a cuestiones culturales, ideologías sociales, creencias y no necesariamente a la crianza respetuosa que se basa en evidencias científicas. “Lo tradicional es lo que siempre se ha hecho ‘porque así era en la época de las abuelitas’. Hay cuestiones de crianza que ya no se dan por pensamiento popular, sino por respaldo científico. Ya no es ‘no te metas en la manera de criar a mis hijos’, ahora lo científico demuestra que lo tradicional causa daños, heridas emocionales y traumas; esto orienta a mejores tratos”, manifiesta.

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Principales pilares de la crianza respetuosa

  • Comunicación abierta y sincera: se trata de hablar con el niño, no de hablarle. Es esencial escuchar lo que el niño tiene que decir y considerar sus opiniones y sentimientos.
  • Empatía: comprender y respetar los sentimientos del niño, poniéndose en su lugar.
  • Límites claros pero con amor: establecer límites es esencial, pero estos deben ser comunicados con cariño y claridad, sin recurrir a castigos físicos o humillaciones.

Crianza respetuosa en el contexto ecuatoriano

Ecuador, con su rica cultura y tradiciones, ha sido una sociedad donde se valora a la familia y la crianza de los hijos. Sin embargo, al igual que en otras partes del mundo, las técnicas de crianza han evolucionado con el tiempo.

Según Paola Gómez Nevárez, psicóloga educativa, no es complicado educar a un padre ecuatoriano: “el papá que busca ayuda profesional es un papá que está dispuesto a escuchar. Son los que dicen ‘no están sirviendo los correazos, este niño sigue igual, ¿qué hago?’”, indica. El castigo severo sirve pero solo en el momento, no hay razonamiento. El niño o niña lo que va a tener es miedo al castigo y no asimila que está haciendo un mal. “Con la crianza respetuosa, el adulto explica la falla, tiene paciencia y le dice ‘eso no se debe hacer por tal motivo, arréglalo y asume tu responsabilidad’. Lo hace razonar, no hay golpes y no se daña la relación con el papá”, continúa.

¡Porque soy tu mamá y punto!

La base de la crianza respetuosa es el rechazo al autoritarismo, típico dicho “porque soy tu mamá y punto”, y al castigo, que no generan una atmósfera de conexión. “Es muy fácil como padre decir ‘a mí me pegaban y soy normal, estoy bien”, pero tú no sabes si en el fondo hay una conexión real con su padre o madre, si no hay un resentimiento. Si llegas a analizar este tipo de relaciones no hay un lazo con ellos. Como no profundizan, se queda muy a la ligera”, menciona la profesional.

Conexión antes que corrección

La crianza respetuosa considera necesario crear una estructura para tener un orden en hábitos, responsabilidades y límites dentro del hogar. Las malas conductas siempre van a ser una oportunidad para darse cuenta y mejorar la relación. Por ejemplo, no hay que etiquetarlos cuando fallen a una responsabilidad. En vez de retarlo y decirle “no te bañaste hoy, eres cochino. No haces las cosas bien”, decirle “mi amor, no te bañaste hoy, pero el otro día vi que te bañaste rápido y que lo hiciste muy bien, yo sé que lo puedes hacer. Vamos, la hora de la ducha es tal”. Se trata de corregir sin menospreciar al niño o hacerlo sentir mal, explica Gómez Nevárez.

¿Cuándo es recomendable recibir ayuda profesional?

Es recomendable que los padres cuyo hijo está por nacer reciban ayuda profesional para saber qué hacer desde el principio, para que sea una manera de prevenir. No quiere decir que no se pueda recibir ayuda con hijos adolescentes o con hijos más grandes, pero si se comienza a tiempo “no van dejando esas huellitas que después van afectando y que hay que sanar”, explica la guayaquileña.

El padre debe educarse a la par del hijo

“Si yo no dormí, no comí y no me cuido, criar a otra persona es deporte extremo y se hace más difícil”, es una de las frases más comunes que recibe Rodríguez cuando madres acuden a esta terapia.

Una de las partes claves de esta disciplina es crecer y aprender como ser humano, comenzando con uno como padre. “Entender cómo estoy yo con el ser humano, si estoy siendo coherente o si me siento bien porque un padre frustrado que no está contento con su vida, ¿cómo va a criar a un hijo? Es un continuo crecer y aprender; es la única manera de ayudar en la crianza de los chicos. Generalmente las mamás primerizas que me buscan son chicas que quieren una guía, son mamás jóvenes dispuestas a aprender y están conscientes de que no son dueñas de la verdad. Los padres tienen que dejar de pensar ‘yo tengo la razón y punto’, si no, nunca se van a dejar ayudar”, opina.

Nuevas generaciones buscan crear vínculos con sus hijos

No es una amistad, es un vínculo de confianza lo que se debe crear. No sentir que somos amigos, pero sí que debo confiar en mi papá o mi mamá para cuando yo me equivoque, sentir que me van a ayudar y no a hacer sentir culpable, detalla Rodríguez.

“Venimos de generaciones donde nos trataban mal y las mamás nuevas vienen a decirme ‘ayúdame a criar porque no quiero repetir los patrones de cómo me criaron mis papás, tengo que sanar lo que yo viví’. Estamos en una generación que está criando a más conciencia y con más respeto. Trabajo con mujeres cuya dificultad en la crianza no es ‘cómo lo hago’, sino en qué estado emocional me encuentro para poder criar”, agrega.

El apego seguro

Es una teoría que comprende los vínculos entre los cuidadores y los pequeños. Se da cuando existe una necesidad por parte de los niños; ellos llaman a su cuidador y la respuesta les hace sentir apego seguro, que pueden confiar y contar con ellos, pero si ante este llamado responden de una manera agresiva, el niño no aprende y genera apego inseguro, evitativo o apego desorganizado. Rodríguez, especializada en salud materna, indica que esta incertidumbre por parte del niño hará que tenga dificultades en el futuro y es lo que se quiere evitar.