La pareja de diseñadores italianos Dolce & Gabbana desembarca por vez primera en París este viernes con una espectacular exposición en el Grand Palais: más de 200 vestidos, joyas y trajes que son todo un homenaje a la artesanía de los maestros italianos.
La muestra Du coeur à la main (Del corazón a la mano) fue todo un éxito el año pasado en Milán, y ahora pasa a ser su tarjeta de presentación en la capital de la moda, donde el dúo nunca ha desfilado.
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Organizada en el recién rehabilitado Grand Palais, con una suntuosa puesta en escena en cada una de las diez salas, Du coeur à la main muestra todas las influencias de Domenico Dolce (siciliano) y Steffano Gabbana (milanés).
Y las influencias artísticas en Italia son inagotables: el Renacimiento, con una sala que rinde homenaje al Palacio Farnesio, la inspiración clásica de Roma y Bizancio, la devoción religiosa, el colorido de las fiestas populares sicilianas, con una sala decorada con azulejos pintados a mano...
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A la primera sala del recorrido, en la que se pueden ver las prendas artesanales más emblemáticas de la firma desde que comenzó en la alta costura en 2012, se suma la parte dedicada al taller que mantiene en Milán, en el que trabajan 120 personas. Esta sala es una reproducción del obrador con la presencia de cinco modistas que se han desplazado en primer lugar a París para la exhibición (luego viajará a otros países) y a las que se puede ver trabajando a mano en las piezas de la firma ante la mirada curiosa de los visitantes.
La exposición se abre a dos semanas del inicio de la temporada de desfiles en París, primero con la Semana de la Moda masculina (21 al 26 de enero) y luego con la Alta Costura (27 al 30 de enero).
Vestidos de un solo ejemplar
Dolce & Gabbana lanzó su primera colección hace 40 años, en 1985, con una sábana como cortina de decorado. Desde entonces, la dupla creativa se ha convertido en una de las máximas referencias de la moda italiana, con incursiones en los complementos y en el ámbito de la decoración. “Es la primera vez que presentan su trabajo y que revelan su alta costura”, explicó Florence Müller, comisaria de la exposición.
Los desfiles de Dolce & Gabbana, siempre en algún escenario italiano, desde las ruinas grecorromanas de Agrigento a la Scala de Milán, se han convertido en una de las citas más exclusivas del mundo de la moda. “Son colecciones más bien confidenciales, reservadas a las clientas de la alta costura”, añade la comisaria.
Algunos de los vestidos son ejemplares únicos, explica la comisaria de la exposición. Una Madonna, del pintor Rafael, estampa por igual una chaqueta masculina o una amplia falda femenina, bordada con lapislázuli.
El famoso Retrato de un músico, de Leonardo de Vinci (1485), es tejido con seda y algodón en un jérsey. La época grecorromana es recogida en capas y vestidos estampados con motivos geométricos, pero reinventados bajo la óptica del péplum cinematográfico.
“Los vestidos hacen referencia al decorado, y a la inversa”, explica la comisaria. Un enorme corazón sangrante de color dorado, al estilo de las imágenes religiosas barrocas, preside la sala dedicada a la devoción católica, con una capa de encaje negra con bordados de hilo de oro y pedrería.
Un savoir faire (el arte de saber disfrutar de la vida) artesanal que tiene éxito para la marca, que en marzo del año pasado presentó un balance de cuentas optimista, con un alza del 17 % de las ventas, hasta los 1.871 millones de euros. Fuentes: AFP /EFE. (E)