Tengo una hija, adulta joven, universitaria, quien empezó desde hace unos meses una relación con un hombre diez años mayor que ella, compañero de estudios. Esa relación ha ido tomando un sesgo preocupante. Se ha hecho evidente un control inquisitivo de parte de él sobre sus actividades. El retiro de redes sociales, la revisión constante de sus llamadas y mensajes, el acompañamiento presencial casi permanente, el distanciamiento de sus amistades y hasta un velado secretismo con respecto a su propia familia, son señales claras de una invasión abusiva de los espacios personales y el derecho a la privacidad de mi hija.

Nos preocupa, sobre todo, la pasividad de ella, que parece haber encontrado en esa relación desigual y enfermiza el sentido de su vida, enfocada en complacer todas aquellas imposiciones para probar la fidelidad de su amor por él. ¿Qué hacer para romper esa dependencia emocional y rescatar a mi hija de esa relación tóxica?

Anónimo

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Estimada lectora: es evidente que su hija revela tener internamente un patrón coadictivo a las relaciones sentimentales de tinte sadomasoquista. Es posible que su hija, pese a ser adulta, joven y universitaria, es una persona inmadura con un profundo complejo de inferioridad y de muy baja autoestima.

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Esto está vinculado con pautas de crianza y de identificación con patrones vinculares a nivel intrafamiliar, sobre todo a relaciones vinculares sometedor-sometido, con predominancia de tendencia machista y dependiente al servicio del deseo de otro. Puede ser de padres a hijos, o de esposa a esposo, que proviene hipotéticamente de patrones familiares generacionales reiterativos (hasta tres generaciones familiares) que se transmiten inconscientemente.

La disfuncionalidad familiar puede ser de orden afectiva (vínculos intrafamiliares, a nivel emocional) y de orden estructural (divorcios, familias ampliadas o monoparentales, entre otros).

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El compañero-pareja, evidencia un perfil patológico marcando conductas de orden psicopático en donde se vislumbra a corto y mediano plazo un patrón de VIF (violencia intrafamiliar) que busca desconectar a su ‘objeto de amor’ a través de la manipulación afectiva, mientras teje su red de maltrato sistemático y va desconectando a su hija de los vínculos familiares, sociales, formativos, laborales) para intensificar su estructura controladora, estimulando el nivel de adrenalina (codependencia, temor intenso) de su hija, para que ella se vaya paralizando en su vida autónoma y empiece a respirar como parásito emocional a través de su patológico sometimiento, devastando y diluyendo su autonomía.

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Felicito la claridad que ha tenido para describir este caso, que es la antesala de una relación celópata maltratante que termina diluyendo la capacidad volitiva de su pareja.

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Su hija requiere de manera urgente buscar ayuda profesional psicológica, que permita profundizar en su tendencia patológica a someterse a este camino de sufrimiento y destrucción masiva.

Desafortunadamente usted y yo podemos tener clara la necesidad de ayuda, pero si ella no desea acceder a buscarla, no será posible que logre romper con la tiranía del sometimiento.

Liliam Cubillos, psicóloga clínica.
Instagram: @lcubillospsicologa