La vegetación nativa permanece en las riberas de los ríos que atraviesan las únicas nueve fincas bananeras del Ecuador que mantienen la certificación ambiental de la red global de la Alianza por la Custodia del Agua (AWS, por sus siglas en inglés) sobre el manejo sostenible de este recurso. El aval lo da el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) mediante un plan.