Casi la mitad de la superficie del planeta está compuesta por aguas oceánicas internacionales. El área de altamar cubre dos tercios de los océanos.

Es una gran porción oceánica que va al garete, como un barco sin rumbo, ya que no existe un consenso mundial de regulación ni tampoco medidas que garanticen su protección. De ahí que sea conocida con la frase ‘agua de nadie’.

Así fue el avistamiento de una ballena azul en las costas de Ecuador, algo pocas veces registrado en aguas tropicales

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En junio pasado (tras la traducción), los miembros de Naciones Unidas (ONU) adoptaron formalmente un Tratado de Altamar destinado a conservar la vida marina y frenar las actividades nocivas en los dos tercios del océano que se encuentran fuera de las jurisdicciones nacionales de los países y territorios.

El texto se acordó en marzo último tras las negociaciones respectivas, pero se requirió tiempo adicional para su traducción a los idiomas de la ONU.

Especies marinas icónicas como las ballenas, los tiburones, las tortugas y el atún se mueven libremente entre las aguas nacionales y altamar. El bajo nivel de protección actual deja a las especies y ecosistemas oceánicos expuestos a los impactos de la pesca industrial insostenible, el transporte marítimo y otras actividades humanas. En este sentido, el Tratado de Altamar proporciona por fin un mecanismo para establecer zonas marinas protegidas en las aguas que quedan fuera del control de los distintos países, indica un comunicado del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés).

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El Tratado de Altamar alcanzó otro hito en su camino hacia la entrada en vigor, con la firma del acuerdo por parte de 80 países y la Unión Europea, en la sede de la ONU en Nueva York. Ecuador es parte de ese listado de naciones. Las adhesiones se confirmaron entre el 20 y 21 de septiembre de este año.

“Al firmar el Tratado de Altamar, los Gobiernos demostraron su compromiso con la restauración y conservación de la salud de los océanos. Esto es una señal fuerte de que el mundo está listo para trabajar juntos y pasar rápidamente de los acuerdos a la acción en busca de un futuro positivo para la naturaleza. En este sentido WWF hace un llamado a todos los Gobiernos para mantener y aprovechar este ímpetu hacia la ratificación; todavía queda mucho por hacer antes de que pueda comenzar el verdadero trabajo de implementación”, dijo Jessica Battle, experta en Política y Gobernanza de los Océanos de WWF.

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Tras más de dos décadas de preparación, el Tratado de Altamar establece mecanismos para conservar y utilizar de manera sostenible la biodiversidad marina en las aguas internacionales.

Para Tarsicio Granizo, director de WWF Ecuador, “ahora sigue un proceso de igual trascendencia con la ratificación e implementación del tratado en cada país firmante, lo que constituye incorporarlo en sus legislaciones nacionales. Como organización de la sociedad civil seguiremos acompañando este proceso y contribuyendo en lo que esté a nuestro alcance para una exitosa adopción”.

El acuerdo diplomático es clave para cumplir el compromiso de proteger y conservar al menos el 30 % del océano para 2030.

“La altamar es el mayor bien común de la humanidad y constituye una parte crucial del sistema de soporte vital de nuestro planeta. Sin embargo, en la actualidad solo está protegido alrededor del 1 % de la altamar”, señaló Pepe Clarke, director de Prácticas Oceánicas de WWF Internacional.

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La firma de adhesión es un paso tras la adopción formal del acuerdo el 19 de junio pasado.

Esta es una formalidad en el proceso de ratificación del Tratado de Altamar en la legislación nacional de los países. Para que el tratado entre en vigor son necesarias 60 ratificaciones, aún no se da ninguna. Esto significa que las naciones garantizan que sus leyes nacionales sean congruentes con el acuerdo.

“La adopción del Tratado de Altamar reviste enorme importancia para la conservación y sostenibilidad marina en las llamadas ‘aguas de nadie’, que cubren el 6 4% del planeta. Desde WWF celebramos esta valiosa decisión e insistimos en que estas aguas son reconocidas como ‘aguas de todos’, y como recurso común juegan un rol vital para la regulación del clima y son fuente de alimento para miles de personas a nivel global. Los océanos son también grandes rutas de migración para múltiples especies de alta importancia para la conservación, albergando un alto índice de biodiversidad del planeta”, señaló Roberto Troya, director regional de WWF Latinoamérica.

Una aspiración que podría concretarse es la conservación del llamado Corredor Azul del Pacífico, que comprende las rutas migratorias de grandes cetáceos a nivel continental y que requiere esfuerzos multilaterales para una protección concreta. Aquí se incluye a las ballenas jorobadas que cada año llegan a las aguas nacionales del Ecuador, sobre todo frente a las provincias de Manabí y Santa Elena.

La ballena jorobada tiene la migración más larga de cualquier mamífero, cubriendo miles de kilómetros de océano abierto. Foto David Cruz. Foto: David Cruz

Por otro lado, este tratado también permitirá el establecimiento de evaluaciones sólidas del impacto ambiental de actividades humanas a realizarse dentro de aguas internacionales. Además, ayudará a llenar los vacíos en el mosaico de órganos de gestión que existen actualmente, lo que resultará en una mejor cooperación y un menor impacto acumulativo de las actividades en áreas fuera de la jurisdicción nacional, como el transporte marítimo, la pesca industrial y la explotación de otros recursos.

Una de las opciones serían las figuras de conservación basadas en áreas de manera coordinada en aguas internacionales que permitan conservar el 30 % de los océanos, al igual que la sostenibilidad y manejo de recursos pesqueros de importancia global.

“El océano no puede esperar. La adopción de este tratado ha tardado casi 20 años. Durante ese periodo de tiempo, la pesca industrial se ha cobrado un alto precio en altamar, agotando las poblaciones de peces silvestres y provocando un alarmante declive de las poblaciones de tiburones oceánicos. Las naciones deben ratificar rápidamente este tratado y empezar a identificar zonas de altamar para su protección inmediata”, dijo Jessica Battle, experta en Gobernanza y Política Oceánica Mundial de WWF.

Conozca el listado de países que han firmado el denominado Acuerdo bajo la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar sobre la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional. (I)