Un estudio reciente publicado en la revista Animal Behaviour revela que la contaminación acústica provocada por el tráfico altera la conducta de la reinita amarilla, una ave que habita en las Islas Galápagos.

Los científicos han determinado que el ruido de los vehículos interfiere con su canto, lo que genera un incremento en su agresividad y una mayor predisposición a la confrontación.

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El equipo de investigadores llevó a cabo experimentos en 38 zonas habitadas por machos de reinita amarilla en las islas de Floreana y Santa Cruz, 20 aves vivían en zonas cercanas a carreteras y otras 18 anidaban lejos del tráfico. En estos sitios, se reprodujeron dos tipos de grabaciones, una del canto de otro macho de reinita amarilla y sonidos de tráfico vehicular, según The Guardian.

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Los resultados mostaron que los machos que vivían cerca de carreteras reaccionaban con mayor hostilidad cuando el canto estaba acompañado de ruido vehicular, ya que se aproximaban y volaban alrededor del altavoz en busca del intruso, algunos incluso sin emitir sonidos, lo que sugiere que habían pasado directamente a la confrontación.

Diferencias de comportamiento en Santa Cruz y Floreana

Durante la investigación, se observaron diferencias entre las dos islas estudiadas. En Santa Cruz, donde la actividad humana es mayor, las aves elevaban su canto por un lapso de tiempo superior al de las aves que habitaban en Floreana, donde hay una menor población.

Esto sugiere que la exposición continua al tráfico podría influir en la forma en que las aves se adaptan al entorno sonoro.

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Además, tanto las aves que habitaban cerca de las carreteras como aquellas más alejadas de ellas elevaron la frecuencia mínima de su canto, posiblemente en un intento de hacerse oír por encima del ruido vehicular.

Este estudio deja en evidencia cómo la actividad humana afecta incluso a la vida silvestre de ecosistemas protegidos como Galápagos.

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(I)