Sobre el aceite de palma se puede decir que no tiene una muy buena reputación. Desde etiquetas en diversos productos de supermercado -con la fotografía, por ejemplo, de un orangután desplazado de su hogar, la selva- que indican que no contiene ese ingrediente, hasta cosméticos con el sello “Sin aceite de palma”, ponen en evidencia que este componente es visto en todo el mundo como el villano de la industria aceitera vegetal.