Llegar a esta edad es uno de los eventos más significativos de la vida. Las bodas de plata, sean matrimoniales, institucionales o conmemorativas, son un hito que pone de relieve la trascendencia en el tiempo de un acontecimiento que merece ser recordado y celebrado. Es la ocasión de traer al presente las memorias, vivencias, experiencias, temores sufridos y luego superados, fracasos y éxitos acumulados durante este primer cuarto de siglo, y agradecerle a la vida el poder brindar por lo logrado, compartiendo con aquellos que estuvieron alrededor de nostros en el camino, recordando a los ausentes, haciendo votos para que lo aprendido nos habilite aún más en la búsqueda de nuestra realización en niveles más altos.
En lo personal, por supuesto, también es la ocasión de festejar nuestro particular recorrido por la vida, en nuestra primera edad adulta. A estas alturas se considera que debemos haber superado algunos desafíos, haber sufrido algún desengaño, haber disfrutado de algún logro y haber diseñado, por lo menos a grandes rasgos, cómo queremos vivir la siguiente etapa de nuestro paso por este mundo. Entonces puede ser conveniente repasar, grosso modo, qué debería estar sucediendo en la mente y en la experiencia de una persona de esta edad.
Desarrollo cognitivo-intelectual. La mayor parte de nuestra existencia la hemos pasado como estudiantes de diversas instituciones. A esta edad, nuestra capacidad para aprender, memorizar, relacionar conocimientos y ser creativos está en su punto máximo. Si estimulamos y mantenemos nuestro nivel de interés y responsabilidad en lo que hacemos, nuestro intelecto será la mejor herramienta para lograr cualquier objetivo que nos planteemos. Por supuesto, mientras más nos preparemos académicamente, más oportunidades tendremos.
Funcionamiento social, que ha venido nutriéndose de muchas experiencias en la interacción con compañeros de estudios, del deporte, de hobbies, a estas alturas ya ha establecido un patrón de comportamiento y actitudes que expresamos naturalmente. Mientras más versátiles y elásticos seamos, más oportunidades de realizarnos en ese campo tendremos. Esta es un área en la que nunca dejaremos de aprender algo nuevo.
Toda decisión que tomemos traerá consecuencias que tendrán que ser respondidas personalmente e indelegablemente. Es de suma importancia que, junto con el desarrollo intelectual y social, también se logre un nivel de madurez emocional acorde con la realidad que nos toque vivir, en equilibrio y armonía con las expectativas de la vida adulta. Responsabilidad, respeto, honestidad, tino y empatía cubren mucho de lo que se necesita en esta área.
Es muy probable que a esta edad hayamos pasado por momentos desagradables o dolorosos en nuestras relaciones personales (resentimientos por ofensas entre amigos, comportamientos irresponsables o inmaduros en la conducción de nuestra vida sentimental, irrespeto o desacato a las tradiciones familiares o sociales). Cuando se cree un conflicto con una persona importante en su vida, el paso por dar, luego de darse cuenta de que el desacuerdo debe terminar, es buscar a dicha persona y preguntarle qué debe hacer usted para recuperar la normalidad en la relación. Lo más probable es que ambas partes trabajen para recobrar la armonía. Hay que estar dispuestos a perdonar; no cuesta nada y la ganancia es doble: usted se quita la carga dañina del resentimiento y a la vez restablece la buena convivencia con la otra persona. Piense que usted también alguna vez ha sido perdonado, tal vez sin enterarse. Son buenas herramientas para mirar con más claridad el futuro, que estará lleno de incógnitas con respecto a la gente que conocerá y las experiencias que tendrá que compartir con ellos. Una mente sana, sin prejuicios ni heridas viejas, será una de sus mejores cartas de presentación.
A esta edad, un buen porcentaje de la población ya tiene una relación afectiva relativamente estable, algunos con planes por materializarse a corto o mediano plazo. Toda relación está sujeta a influencias, deseadas o no buscadas, que pondrán a prueba la fortaleza de su compromiso. El enfrentarlas con éxito será una evidencia de que están listos para el siguiente paso, que en ningún momento deberá realizarse por impulso. En este tema, la infidelidad nunca será justificable; si siente que se están creando las condiciones en esa dirección, deténgase y haga un giro de 180 grados, sin preguntas ni explicaciones. Una relación contaminada pierde validez.
Este también es un buen momento para reflexionar sobre cómo ha venido tratando a su cuerpo, su mente, su salud. Si sufre de algún hábito perjudicial (fumar, beber en exceso, procrastinar, cualquier tipo de drogas, exceso de videojuegos, juegos de azar), déjelo hoy. Son cargas innecesarias en un mundo que será cada vez más competitivo. Llénese de buen humor: solo le traerá cosas buenas. Si quiere asegurarse una vejez tranquila (no, no es demasiado temprano para pensarlo), ahorre hasta el 10 % de sus ingresos. Con interés compuesto dispondrá de una fortuna al jubilarse.
El mundo del futuro le pertenece a su generación, y esta población tiene una inmensa influencia sobre cómo quieren que este mundo sea. En estas últimas elecciones presidenciales, el voto joven (el 40 % del electorado tiene menos de 35 años de edad) fue decisivo para que un candidato también joven, y casi desconocido e ignorado por los de la vieja guardia, tenga la oportunidad de ser finalista presidencial. Esto no es poca cosa; es una muestra de la capacidad de discernimiento, de poder distinguir entre el discurso prefabricado y el planteamiento de ideas practicables, que fue interpretado de manera inteligente por la gente de su edad. De situaciones como esta, en las que habrá que tomar decisiones sobre la marcha, estará lleno el escenario de la vida para los próximos 25 años. Hay que prepararse para ser un protagonista exitoso. (O)