¿Quién no quisiera ser socialmente fluido y manejarse con facilidad y elegancia en cualquier encuentro social? Todos conocemos por lo menos a una persona que siempre se maneja ágil y oportunamente en su interacción con los demás. También conocemos a otras cuyo manejo social les es insatisfactorio y, en vez de causarles complacencia y alegría, les produce frustración, ansiedad o depresión.