Hace más de un mes, mis hijos terminaron las clases y están oficialmente de vacaciones; ellos, por supuesto, porque en lo que respecta a los padres estamos más atareados que de costumbre. Las vacaciones de los hijos implican redistribuir la rutina habitual entre el trabajo, la casa y las actividades recreativas (algún club, curso o viaje) que podamos incluir. El objetivo es compartir momentos juntos, que ellos estén activos y no morir en el intento ni terminar como un zombi.