Cuando estuve en pleno corazón de Siberia, en algunos momentos me pregunté por milésima vez sobre esos 90 dí­as de peregrinaje para conmemorar los 20 años de mi peregrinación al Camino de Santiago. Cuando estaba en Sofí­a pensé en desistir y ahora estoy contento de haber seguido adelante, aunque no consiga escribir en el tren por causa del continuo balanceo del vagón, puedo por lo menos anotar algunas cosas y colocarlas en la computadora cuando llegue a la primera ciudad con conexión a internet. Así­ las personas que me siguen, tendrán como entender mejor mi estado de espí­ritu.