He llegado a Génova, ciudad de navegantes y uno de los más importantes puertos europeos del Mediterráneo. Desde aquí, muchos italianos migraron a América desde fines de 1800 hasta principios de 1900. En el Ecuador fueron recibidos con los brazos abiertos, incorporándose inmediatamente a la vida cultural y económica del país. Actualmente, el espacio urbano genovés alberga una población ecuatoriana tan significativa que representa su comunidad extranjera más numerosa. Tenemos vínculos históricos de migración en doble vía.
Encuentro compatriotas a cada paso. Viajo en un bus público, rumbo al mejor restaurante de la metrópoli, fundado en 1920, Zeffirino. Reconozco el acento de la Costa, y en pocos minutos estoy conversando con coterráneas. Natalia, pionera, arribó en 2000. Rebecca es segunda generación de migrantes y estudia en la Universidad de Génova. Ambas están conscientes de la situación que vive el Ecuador, por lo que no planean volver en el futuro próximo. Durante el trayecto hacia el centro de la ciudad me cuentan sus vidas, llegando al tema de las añoranzas y de los sabores de la tierra. Rebecca, que ha crecido en Italia, disfruta de ambos tipos de comida, y cuando invita a sus compañeros de la universidad, la madre prepara arroz, cebiche, fritadas y combinan con pasta, pesto, risotto.
Mi objetivo de esta mañana de mayo es llegar al master class que servirá como guía a los participantes del Mejor Cebiche Ecuatoriano en Liguria, que se realizará entre junio y julio de 2023. Porque el Consulado de Ecuador en Génova ha tenido la brillante idea de organizar, por primera vez en esta región del mundo, un evento de gastro-diplomacia. El embajador Gustavo Palacio Urrutia lo explica bien en su discurso: “La gastronomía es una herramienta para el fomento de la interculturalidad, la integración social y el hermanamiento de los pueblos. Con este concurso queremos enriquecer la idea de la migración circular, vinculada a la economía circular”.
Gian Paolo Belloni, el máster chef de Zeffirino, luce maravillado ante la calidad del camarón ecuatoriano y la sutileza de los sabores. La chef ecuatoriana Valentina Álvarez, auspiciada por la asociación ecuatoriana Fuegos, presenta con gracia cada paso en la preparación de los platos.
Orazio Belletini, director de la Escuela de Alta Cocina Iche, menciona: “Iche nace con el objetivo de dar otra oportunidad a los habitantes de Manabí luego del terremoto de 2016. En Iche se enseñan técnicas culinarias, recuperando recetas tradicionales, se forma el carácter. Tenemos un laboratorio de identidad. Iche es un espacio de encuentro. Iche, en lengua autóctona de la Costa, significa la comida más importante, y hoy significa también esperanza”.
El maridaje con el vino rosado Bevorosa es objeto de elogio, al igual que los sabores y calidad de los productos. Italia y Ecuador se hermanan a través de nuevas propuestas culinarias. Yo, lejos de mi país (a veces tentada a no volver), con el proyecto de Orazio, el talento de Valentina, el trabajo de Gustavo, constato que hay Iche, que existe esperanza. (O)