Don Manuel es el papá de unas queridas amigas. Lo conozco desde que éramos adolescentes, y siempre se caracterizó por su jovialidad y su sabiduría. Hace poco tuvo que pasar por una operación en la rodilla debido a una fuerte infección y –gracias a Dios y su familia– está recuperándose. Cuando volví a encontrarlo me sorprendió que, a pesar de su edad y su larga convalecencia, su rostro me regaló su cálida sonrisa seguida de un efusivo saludo.