El aquí y ahora, nada es permanente, el ego no existe, son preceptos que debía interiorizar desde siempre. Durante los últimos meses vivimos el día a día, ignorando si lo que planeamos se podrá ejecutar en un mundo de incertidumbre COVID y cuando cualquier proyecto de realización personal que contente al ego ha perdido valor. Percibir la realidad con filosofía budista me sería conveniente en tiempos de pandemia.