Malawi (África) tiene una de las tasas más altas de VIH (virus de inmunodeficiencia humana) en el mundo, y aunque el país ha logrado grandes avances en la lucha contra la epidemia, las trabajadoras sexuales siguen estando extremadamente expuestas. Estigmatizadas, a menudo víctimas de desprecio, exclusión y violencia –pero siempre en demanda-, ellas quedan al margen de la sociedad.