Para comprender este fenómeno y los mecanismos cerebrales en juego, investigadores de las universidades de Ginebra (Unige), Lausana (UNIL) y de los Hospitales Universitarios de Ginebra (HUG), en Suiza, realizaron dos estudios que muestran que el movimiento lento y repetido durante la noche modula la actividad de las ondas cerebrales. En consecuencia, el balanceo no solo induce a un sueño más profundo, sino que también ayuda a fortalecer la memoria, que se consolida durante ciertas fases del sueño.