En un parque del sector La Saiba, sur de Guayaquil, junto al bloque C4, los columpios estaban sin niños el pasado sábado, las bancas estaban vacías, las camineras solitarias. La maleza cubría una parte de los juegos infantiles y solo se divisaba un sendero limpio, que cruzaba de esquina a esquina y que es usado como paso de los vecinos. Los efectos del invierno eran visibles hasta con huellas de charcos.