“No te vayas, papito, que tu mamá te necesita”, repetía, sobre un féretro, una de las tías de Nehemías Arboleda, uno de los cuatro menores de las Malvinas, que está siendo velado en el interior de su vivienda de caña y madera, este miércoles 1 de enero, en el sector de las Malvinas, a pocas cuadras del estero, en el sur de Guayaquil.

A unos pasos del féretro está un cartel grande con su foto, en la que se lo denominaba como desaparecido desde el pasado 8 de diciembre. Ayer, luego de la audiencia de formulación de cargos de los 16 militares, la Fiscalía confirmó a los padres de los cuatro menores de las Malvinas que el resultado de ADN dio positivo para los cuerpos que fueron encontrados en el sector de Taura, en días anteriores.

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Desde ese momento se inició una tragedia mayor para las cuatro familias de los niños: estaban muertos y era hora de despedirlos. De inmediato, los padres de los menores acudieron a realizar los trámites en la morgue de Guayaquil para poder retirar sus restos.

Según los familiares, solo los padres lograron ingresar a la morgue y ver el estado en que se entregaron los restos de los menores. Una situación “terrible y espantosa”, calificaron los familiares de los niños.

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Antonio Arroyo, tío de Ismael y Josué, quien estuvo en el velatorio la mañana de este miércoles, 1 de enero, comentó que su hermano pudo ver los restos de sus dos hijos, ya no había cuerpos porque estaban calcinados.

Añadió que a ellos les informaron que la causa de la muerte fue por calcinamiento, sin embargo, se tienen que revisar otros detalles más ya que fue una muerte violenta y las investigaciones continúan.

La madre de los niños Arroyo no tiene palabras, el dolor la embarga por la pérdida de Ismael y Josué. Foto: Jazmín Solís.

La madre de los niños Arroyo no quiso hablar sobre el hecho. Ella estaba en los exteriores de la vivienda contemplando las gigantografías de sus hijos, con la mano recorría la imagen de los rostros y lloraba.

En tanto que en el velatorio de Steven, el más pequeño del grupo, de apenas 11 años, su abuela no quería creer que sea el féretro que contenía los restos de su nieto.

“No lo pudimos ver, quisimos abrir el féretro pero nos dijeron que está todo sellado; nosotros no creemos que allí esté el cuerpo del bebé, no entendemos por qué tan rápido se dio la prueba de ADN. Creemos todavía que están vivos, nuestra fe todavía no se acaba”, dijo la mujer mientras se realizaba el velatorio.

La abuelita y el papá de Steven en el velatorio. Foto: Carlos Barros/ El Universo.

En las Malvinas hay un ambiente de tristeza total, los festejos de fin de año, ayer 31 de diciembre, no se realizaron para acompañar a las familias en este dolor.

La casa de los menores está a pocas cuadras de distancia, en un recorrido que hizo este Diario pudo visitar a las familias. Allí se divisaban carpas pasando cuatro cuadras, donde se habían establecido las personas en los exteriores de las viviendas de los menores.

Allí todo el sector se ha unido a compartir con los familiares estos momentos de dolor que embargan a la zona. A los velatorios llegaron familiares, compañeros de deportes, vecinos, personal de las fundaciones en las que participaban, entre otros más.

Familia y amigos de los menores acuden a los velorios en Las Malvinas, hacen recorrido en cada una de las casas. Foto: Carlos Barros/ El Universo.

Los cuerpos de los cuatro menores se velarán en la casa comunal Las Malvinas, a partir de las 15:00, para luego ser llevados hasta el cementerio Ángel María Canals, en el suburbio de Guayaquil.

Los 16 militares vinculados en el delito de desaparición forzada de los cuatro menores recibieron prisión preventiva mientras duren las investigaciones. (I)