Sacerdotes, diáconos y obispos católicos de toda la región Amazónica expresaron sorpresa, resignación y aceptación reacia ante el rechazo del papa Francisco a permitir que hombres casados sean ordenados sacerdotes, lamentando que sus feligreses sigan privados de ir a misa y sujetos a los enormes avances de las iglesias evangélicas en la zona.