Ocho años atrás, el presidente de Hobby Lobby, Steve Green, encontró una nueva forma de expresar su fe cristiana. La cadena de locales de artesanías de su familia, valuada en 4.000 millones de dólares, ya era conocida por cerrar sus negocios los domingos, llevar a la Corte Suprema su batalla contra el control de la natalidad y donar decenas de millones de dólares a organizaciones religiosas.