El tenista suizo Roger Federer puso punto final a su brillantísima carrera con una derrota en el partido de dobles de la Laver Cup, haciendo pareja junto al español Rafael Nadal, ante los estadounidenses Jack Sock y Frances Tiafoe por 4-6, 7-6 (7/2) y 11-9.
Federer tuvo un servicio en el ‘super tie break’ para haberse despedido con una victoria, pero lo más importante era el homenaje al tenista de 41 años y 20 títulos del Grand Slam, que se emocionó cuando acabó el partido.
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Quizá la despedida no fue la soñada por Federer y su gran amigo Nadal, que en el circuito se conocen con el acrónimo ‘Fedal’, al no haberse despedido con la victoria, pero pese a no ser una competición oficial, Sock y Tiafoe lucharon por la victoria para colocar el empate 2-2 en este torneo en el que se enfrentan un equipo de Europa y otro del Resto del Mundo.
A las lágrimas de Federer tras el partido se unieron las de Nadal, las de los 17.000 espectadores que llenaron el O2 Arena de Londres y las de todos los aficionados al tenis, que ven como este sábado ya (el partido acabó pasada la medianoche londinense), se cierra un capítulo de la historia del tenis con la retirada de uno de los mejores jugadores que ha empuñado nunca una raqueta.
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Como maestro de ceremonias estuvo Stefan Edberg, ídolo de juventud de Federer y al que conoció cuando aún era recogepelotas en Suiza, Laver presidía la grada, Bjorn Borg, cuyos retos quedaron destruidos por Federer, le observaba desde el banquillo, John McEnroe casi deseaba que sus pupilos no ganaran, Novak Djokovic les daba consejos entre cambio y cambio, y al lado de Federer, con una sonrisa pícara, aparecía Rafael Nadal.
El español, villano de la carrera de Federer y causante de algunas de sus peores tardes, fue el apoyo necesario para que esta despedida Federer no la hiciera solo. Su amigo y compañero de mil batallas voló desde Manacor, donde espera el nacimiento de su primer hijo, solo para que, cuando Federer necesitase una mano amiga, se encontrara la de Nadal. Incluso la emoción del español llegó también hasta las lágrimas. Esa foto, de las dos leyendas llorando, será un símbolo del fin de una era en el tenis.
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En un partido con un ritmo irregular, con un Federer alejado de su tenis competitivo y un Sock y Tiafoe conscientes de su papel secundario en toda esta historia, Nadal, al que bombardearon a pelotas, tiró del carro de la legendaria dupla. El resultado era una anécdota y terminó en derrota de Nadal y Federer, que no jugaba desde hacía 14 meses.
Desde que Federer, con 13 años, dejó a un lado el fútbol para centrarse en el tenis, hasta este 23 de septiembre en Londres han pasado mil historias, cientos y cientos de imágenes que han compuesto el imaginario tenístico de toda una generación y de todos aquellos que crecieron creyendo que podían imitar los tiros imposibles de un chico de Basilea que arreaba derechas y dibujaba reveses como si dios le hubiera concedido un don especial para ello.
Federer, cuya primera raqueta estaba hecha de madera, terminó abrazando uno por uno a los miembros de su equipo, entre los que se encontraban miembros imprescindibles de su carrera, como Andy Murray, Djokovic, Nadal y Borg, uno de sus ídolos de su infancia.
Muy emocionado, el suizo terminó a lágrima viva en la pista de Londres y coreado con un continuo “¡Roger, Roger!.
(D)