Emocionó San Lorenzo. Está casi eliminado en el campeonato argentino, con solo tres victorias en doce presentaciones, agobiado económicamente -mal endémico-, sin posibilidad de reforzarse mucho. Pero está la camiseta. Debutó en la Libertadores y volvió a ser San Lorenzo. Tocaba arrancar nada menos que ante Palmeiras, uno de los cucos actuales en Sudamérica. No hay, actualmente, equivalencias presupuestarias entre uno y otro, pero apareció el San Lorenzo de la historia, el del empuje y la grandeza, el cuadro sin miedo. Y atropelló a Palmeiras. Fallaron muchos goles los dirigidos por Rubén Darío Insua y el once paulista empató con un tiro libre, justo por el remate, injusto porque no lo merecía. Pero el 1 a 1 es una anécdota irrelevante. Emocionó por la entrega que a lo largo de los tiempos le granjeó el mote del Ciclón. En las casas de apuestas Palmeiras es el favorito número 2 a ganar la Copa, San Lorenzo el 20, pareció al revés. Fue en el comienzo de la fase de grupos, que empieza a delinear lo que será la competición.