“Ausente”, “Fiasco”, “Golpe y hundimiento”, “Imperdonable”, “Debe hacerse cargo”, “Prefiere perder 4-3 con tres goles suyos que ganar 1-0 con gol de un compañero”… La lista de calificativos reprobatorios se le apilaron en la puerta en una sola noche a Cristiano Ronaldo, acostumbrado a los triunfos europeos y a las caricias de la prensa. La Juventus fue eliminada por tercera vez consecutiva en la Liga de Campeones con él en el campo y la filosa hoja de la crítica esta vez no encontró más destinatarios.