Pocas veces el traspaso de lo que es sobre el papel un centrocampista defensivo había generado tal magnitud. Tanto por el inmenso hueco que deja en la columna vertebral del Real Madrid más brillante de los últimos años como por la alfombra roja que le ha desplegado el Manchester United a su llegada y el arsenal que orquestó para fraguar su llegada. La llegada de Carlos Henrique, Casemiro, a Old Trafford es más que un fichaje para los red devils.

Un fichaje que pocas previsiones alejan de lo estructural. El United paga más de 70 millones de euros ($71 millones) para satisfacer con uno de los mejores centrocampistas del mundo un puesto altamente necesitado, si no que añade el liderazgo, orden y la competitividad necesaria para un equipo desnortado.

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Sobre la ley de Casemiro espera encontrar de nuevo el camino hacia su esencia un club que empezó aún peor de lo quea acabó: colista de la Premier League y con dos sonrojantes derrotas ante Brighton y Brentford.

La llegada de la base del Triángulo de las Bermudas (como definió Carlo Ancelotti a su trío con Modric y Kroos) quita un peso de encima a Erik Ten Hag, que ya tiene un capitán de rango recién llegado al escalafón, y hasta a Cristiano Ronaldo.

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Tras ir cayéndosele hojas de la margarita de su posible destino, entre las que se encontraba una posible rescisión de contrato del club, su futuro parece cada vez más claro tal y como ha podido volver a constatar AS en las últimas horas.

Y Case, con quien estableció una gran relación en Madrid y comparte ese gen competitivo indomable, supone otra razón que lo encamina a otra temporada en el Teatro de los Sueños. Su llegada supone, aparte de una ilusión, una certeza competitiva inmediata. (D)