A excepción de Jorge Pibe Larraz, oriundo de Buenos Aires (1934-2016), que en 1957 fue “nacionalizado (...)” para que “pudiera estar presente en el Sudamericano (Copa América) de Lima, donde brilló con luz propia”, dice Mauro Velásquez en el libro El fútbol ecuatoriano y su selección nacional, ningún número 10 nacido en el exterior, y luego naturalizado, había llegado a la Tricolor. Hoy lo hace para un microciclo Damián Díaz, quien como Larraz -futbolista “de gran dominio de pelota, garra, velocidad y facilidad goleadora”- nació en Argentina.