En los años noventa algunas selecciones acudían a la Copa América con equipos alternativos, muchos jugadores que actuaban en Europa “gambeteaban” el convite, los entrenadores decían que era un buen tubo de ensayo para las Eliminatorias. No la tomaban muy en serio. Eso cambió por completo. El grado de exigencia ha aumentado extraordinariamente. El prestigio de la Copa da alto reconocimiento a quienes la ganan o a quienes cumplen buen papel. Esta Copa es redentora para James Rodríguez, que volvió a sus estándares del Mundial 2014 y alcanzó niveles de superhéroe en Colombia. Jeyland Mitchell, el zaguero costarricense que se devoró a Vinicius ante Brasil ya fue fichado por el Feyenoord de Holanda. Y cuatro técnicos fueron cesados por la mala actuación de sus equipos. Tales indicadores reflejan la importancia actual de la Copa.

  • Disyuntiva. El interés y la significación alcanzada por la centenaria competencia lo ratifica una declaración de Orlando Ascensio, subeditor de Deportes del diario El Tiempo. Se le preguntó qué elegirían hoy los hinchas colombianos si tuvieran una sola opción: ganar esta Copa América o ir al Mundial. “Creo que la mayoría prefiere ser campeón de América”. Un sondeo en Twitter lo ratificó: un 78 % escogió ganar esta Copa, que sería un logro histórico, consagratorio para el fútbol colombiano, por el momento del equipo, por la escalera de rivales (Brasil, Uruguay, Argentina) y por las formas: jugando un gran fútbol.
  • Adiós. Las pobres campañas de sus selecciones y el descontento de los hinchas provocó el despido o la renuncia de cuatro de los dieciséis entrenadores que llegaron al torneo: Greg Berhalter (Estados Unidos), Daniel Garnero (Paraguay), Félix Sánchez Bas (Ecuador) y Heimir Hallgrímsson (Jamaica). La Federación de EE. UU. fue concisa y clara: “No se cumplieron las expectativas”. Eso vale para todos. A su vez, quedaron malheridos Jaime Lozano (México) y Dorival Junior (Brasil). Y muy tocados Antonio Zago (Bolivia) y Jorge Fossati (Perú). El 50 % cesanteados o cuestionados. Ahora, la Copa no perdona.
  • Cachet. Se especula que Shakira, que cantará mañana en el entretiempo de Argentina-Colombia como telón de la Copa América, cobrará alrededor de 500.000 dólares por sus diez minutos de actuación. En comparación, sería bastante más que los 667.000 que percibió por partido cada selección en la primera fase del torneo. No es que Shakira cobre mucho, los equipos reciben poco.
  • Precios. Argentina-Messi es el equipo más convocante del mundo y Colombia tiene una colonia de inmigrantes gigante en el país de Washington. El Hard Rock Stadium de Miami, escenario de la final, tiene aforo para 75.540, pero no alcanzará para la expectativa despertada. Está claro que, si hubiese un estadio para 300.000, rebalsaría igual. Y los precios son estratosféricos. La entrada más económica para el choque por el título en el sitio oficial de venta concesionado por la Conmebol –Ticketmaster– es de 2.249,48 dólares y la más elevada 11.903,95. Solo quedaban unas pocas. En reventa seguro se podrán conseguir todavía, pero a costos mucho más onerosos. La taquilla, como todos los demás rubros, será ultramillonaria. Tantos ingresos no tienen correlato con la pobre recompensa que se llevan las selecciones.
  • ¿Popular…? Ir a un solo partido de la Copa por intrascendente que este sea, al menos en Estados Unidos, supone un gasto gigantesco en boleto, transporte y comidas. No solo va el que quiere, sino el que puede. La comercialización del fútbol ha cambiado radicalmente, ya no es un deporte para el pueblo. En Europa no se permite poner cualquier número al valor de las localidades, hay límites. Por eso la Eurocopa es mucho más democrática y accesible. Hay cuatro niveles para la final de Berlín: 300 euros, 600, 1.000 y 2.000. La taquilla en Alemania tal vez no llegue ni a la mitad de la de Estados Unidos.
  • Clima. Se prevé una temperatura media de 28 grados a las 8 de la noche del domingo en Miami. Tolerable. Sin embargo, las altas temperaturas fueron uno de los puntos inquietantes de esta Copa. El pasado sábado 6 se registró en California un pico de 53 grados. En Arizona llegó a 45. Ambas ciudades albergaron partidos de la Copa América. La FIFA, que ha enviado una delegación para estudiar los distintos aspectos de esta competencia, seguro lo tendrá en cuenta y es posible que solicite climatizar todos los estadios para el Mundial 2026. Eso le obligaron a hacer a Qatar en 2022, además de cambiar la fecha de disputa.
  • Edad. Los finalistas están parejos en promedio de edad: Colombia (28 años y 2 meses), Argentina (28,5). El fútbol está signado actualmente por la intensidad y no es posible competir con posibilidades sin frescura física. Lo acaba de explicar Ricardo Gareca, al comentar por qué decidió excluir de la Selección chilena a Arturo Vidal, Gary Medel y Charles Aránguiz: “El recambio siempre es algo que se da naturalmente, no porque uno quiera. Tiene que ver con el rendimiento y otras cosas puntuales, porque si contás con mayoría de muchachos de 36 o 37 años, hay un promedio de edad que sí o sí tenés que bajar, porque si no se complica el nivel de competencia. Si te cargás de gente demasiado grande, lógicamente vas a tener problemas a la hora de disputar con intensidad en la parte física, más allá de que lo técnico también importa”.
  • Candidato. Colombia ha jugado claramente mejor que Argentina en lo que va de la Copa, incluso enfrentó rivales más complejos, no obstante, en todas las casas de apuestas la Albiceleste casi dobla en favoritismo a su rival de mañana: El once de Scaloni paga en casi todas 2,10 o 2,15 por cada dólar apostado, Colombia devuelve entre 4,15 y 4,33.
  • Despedida. La de Uruguay, entre golpes, corridas y broncas. Del Mundial de Qatar se fue con varios futbolistas increpando gravemente al árbitro, rompiendo la cabina del VAR que utiliza el juez, casi tomando del cuello a un juez de línea. Era la rabia por no concederle un penal. De esta Copa América sale envuelto en un disturbio pleno de violencia en el que los jugadores pelearon con hinchas colombianos. Se argumenta que agredieron a sus familiares. Es posible, pero es una antigua costumbre. Un fútbol respetado, admirado y hasta temido como el uruguayo no se puede ir de los torneos entre agresiones cada vez que pierde. Hay 11 futbolistas celestes sumariados por la Conmebol. En Sudamérica, por lo general, las sanciones quedan en nada. (O)