La fecha en que cumpliré 70 años de haber asistido a mi primer partido de fútbol está muy próxima y lo que más he hecho en estos días inaugurales del año 2022 ha sido deshilachar recuerdos, desenhebrar el carrete de lo vivido desde que mis ojos se fijaron en esa alfombra verde que era en ese entonces –y es hoy– la cancha del estadio Capwell. Me parecía un espejismo para mi mente de muchacho callejero que conocía solo portales, veredas y calles de tierra o asfalto donde ponía en práctica mis ‘habilidades’ de aspirante a crack.