“Uruguay es tan chico que para tirar un córner te tenés que ir a otro país”, bromeaba Marcos Lubelski, empresario futbolístico rosarino residente en Montevideo, quien sentía verdadero cariño por la patria de Artigas. Esa miniatura demográfica que toda entera cabe seis veces en San Pablo, cinco en Buenos Aires y tres en Bogotá. Es lindo el “paisito”… pero duro futbolísticamente para el visitante. Te lo hace sentir. Ecuador lo sabe bien: nunca pudo cantar victoria en la República Oriental. Para dar una idea, siete veces se disputó la Copa América en tierra charrúa y jamás perdió un partido: fueron 31 triunfos y 7 empates, con 90 goles a favor y apenas 18 en contra. Ello muestra que como anfitrión puede ser amable, pero no hace concesiones. Te invita a pasar, pero tiene al perro al lado gruñendo…

Es cierto, Uruguay es resultado. Nunca tuvo compromiso con el juego, la estética es un problema de los otros, pero al resultado se llega con algo, y si le faltó preciosismo, le sobró temperamento. La actitud, la entrega, el compromiso son innegociables allí. El mejor elogio a la Celeste es decir que nadie quiere jugar contra Uruguay. Ni Brasil (los uruguayos no le piden autógrafos a los brasileños y menos desde el Maracanazo). Nunca se escuchó a nadie decir: “¡Bien…! Nos toca Uruguay”. Uruguay es el dentista en el juego de la pelota.

Publicidad

En esta eliminatoria ya le ganó a Brasil, Argentina, Colombia y Chile. Que pase el que sigue… Luis Suárez le quemó el rancho a Bielsa. Vio que él ya no podía y prendió fuego desde afuera, pero el viernes Uruguay lamió sus heridas ganando un partido increíble a Colombia. Intuíamos que era el duelo más atractivo para ver siendo neutrales, como lo fue la semifinal de la Copa América en Charlotte. Y resultó hermoso, vibrante, intenso, cambiante, dramático. ¡Esto es el fútbol…! No solo presionar y presionar, también soltarse, atacar. Ganaba Colombia, ganaba Uruguay, empató Colombia, ganó Uruguay… Igualar a los 96 minutos es emocionante, perder a los 100 es decepcionante. Pero así es este juego maravilloso. Por eso los hinchas somos eternos peregrinos que buscan ese pedazo de fútbol que nos alegre el espíritu. Cruzamos ríos, atravesamos desiertos, escalamos montañas, desandamos valles, recorremos miles de partidos, muchas veces soportando tedio y cero a ceros hasta hallar una perla como esta de Uruguay 3 - Colombia 2.

Bello juego para los neutrales, épico para los uruguayos, amargo para los colombianos. Sin embargo, hay que acostumbrarse a esto. El fútbol está totalmente emparejado y perder es una posibilidad real. Argentina cayó ante Paraguay, Brasil apenas rascó un empate en Venezuela… Hasta el final del primer tiempo era un apacible triunfo colombiano, trastocado en el minuto 57 por un desgraciado gol en contra de Dávinson Sánchez, que hasta ahí era una figura enorme anticipando y rechazando. Uruguay estaba en la lona, se levantó y noqueó. Tres minutos después, la buena combinación Maxi Araujo, Olivera, Aguirre permitió el 2-1 celeste que nadie podía imaginar y empezó otro partido, más vertiginoso, impredecible, de ida y vuelta total.

  • Basta de Suárez. Es lo que parece decir el triunfo uruguayo sobre Colombia. El terremoto que causaron las declaraciones del Pistolero quedarán atrás con este 3-2. Suárez no está más, la vida sigue. Marcelo Bielsa acertó con el llamado a Rodrigo Aguirre, debutante a los 30 años con un hermoso gol. Pero se estará preguntando por el puesto de arquero, Rochet tuvo gran responsabilidad en los dos goles colombianos. En el tiro libre de Juanfer pensó más en el centro que en el disparo al arco. El remate directo es una jugada, el centro son dos.
  • Se viene Barranquilla. La derrota colombiana en Montevideo no augura nada para Ecuador, el equipo de Lorenzo no llega tocado ni mucho menos, igual será un rival durísimo. El DT argentino le ha dado una identidad y se basa en jugar bien al fútbol, circulando por abajo y respetando la pelota, sin descuidar ni por asomo los preceptos actuales de marca, presión, intensidad y ocupación de los espacios. A su vez, el calor y la humedad de Barranquilla no asustarán a la Tricolor, viene de jugar en Guayaquil, gemela a la caribeña en cuestiones climatológicas.
  • Sin temores. Ecuador, no obstante, no tiene por qué temer. Sí respetar. Tendrá enfrente a un oponente de altísimo nivel. Ecuador hizo bien la tarea frente a Bolivia. Que la Verde llevara su equipo B o C no es un tema que debía interesar a la Tri, que hizo su trabajo, salió a golear y lo consiguió. Lo trascendente es el doblete de Plata, que le da confianza, y el de Alan Minda, que lo consolida. Ambos son aportes sustanciales de tres cuartos hacia arriba. Si Plata se asienta, es de alto nivel. Está en él.
  • El milagro Alfaro. Días pasados sosteníamos que en el fútbol actual el técnico representa el 60 % del éxito o el fracaso de un equipo. Tal vez más. Scaloni es un ejemplo; Lorenzo, otro, Hansi Flick en el Barcelona, uno más. Y ahora lo de Alfaro, que ha obrado una transformación de asombro en Paraguay. Cinco presentaciones, invicto, tres triunfos y dos empates. Y dando vuelta los últimos dos, ante Venezuela y Argentina. Recuperó la garra guaraní, el estilo defensivo que caracteriza al futbolista paraguayo. Revolucionó el medio, hay una euforia nacional. Paraguay parecía encaminarse a una nueva frustración (lleva tres Mundiales sin ir), ahora todos aseguran que clasifica. Había jugadores, faltaba despertarlos. Le ganó bien a una Argentina algo aburguesada.
  • ¿Sin recambio…? Argentina sigue liderando las posiciones y con total seguridad irá al Mundial. Pero el motor está fallando. Ya suma tres derrotas, tres en once juegos. No es poco. No juega relajado, pero hay un aflojamiento general inconsciente. Messi no va a vivir para siempre. Alguien más debe resolver los problemas. No se advierte un recambio. O no hay otros de este nivel o Scaloni no se anima a ponerlos para no fallarles a los que le dieron tanto. Juegan siempre los mismos, aunque no estén rindiendo. Uno de los que encarna la renovación es Alejandro Garnacho, del Manchester United. Fue tan pobre lo suyo que en solo 32 minutos puso en duda todo su futuro en la selección. Lo mejor que le puede pasar a la Albiceleste es que termine este año y volver con nuevos aires en marzo. Pero no será un arranque fácil: enfrentará a Uruguay en Montevideo…
  • Anuncio. Brasil, este Brasil modesto de nuestros días, no pudo con Venezuela. Otra vez defraudó Vinícius, que además falló un penal (se lo tapó el arquero Romo). Con un agregado: debía patearlo Raphinha, el que mejor remata, pero había que dárselo a Vini para que se reivindicara. Y salió mal. Hay algo peor: el anuncio de que la CBF está buscando un técnico grosso para el Mundial. Un Pep Guardiola, un Ancelotti, para sustituir a Dorival Júnior. Obviamente, esto viste de precariedad el proceso actual. Nunca es bueno. (O)