Medía 1,93, era un basquetbolista metido en una cancha de fútbol. Un cinco de buen manejo que le pegaba con un cañón a la pelota. Surgió en el club del que eran hinchas él y su familia: Rosario Central. Pasó a Racing, a Boca, se fue a Estados Unidos al New York Generals y por una gran actuación allí frente al Santos lo fichó el mismo Santos. Ahí le pasaba la bola a Pelé y Coutinho, nada menos. Pero ya le picaba el bichito de dirigir y se retiró joven. Y, de arranque, el técnico trascendió al futbolista.