Fue hace pocas semanas en el Abierto de Dubái, cuando ni bien se jugaban los primeros tres games del partido entre Raducanu y Karolína Muchová, que la joven tenista del Reino Unido se acercó angustiada a hablar con la jueza de silla y rompió a llorar mientras trataba de refugiarse en un puesto seguro.

“El acosador venía desde los torneos de Singapur, Doha, Abu Dabi y finalmente en Dubái la situación se volvió más preocupante cuando el perturbado individuo también buscaba selfies, abrazos y conversación cercana con Emma” ,declaró su entrenador, Roman Kelecic, luego del publicitado incidente.

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A pesar de que la seguridad del certamen había publicado y repartido la foto del acosador por todo el lugar, este logró colarse hábilmente a los primeros puestos en las gradas. Y más bien fue la propia jugadora quien lo identificó en medio del público, deteniendo el match y estallando en lágrimas comprensiblemente.

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La seguridad del evento desalojó al obsesivo acosador, el cual fue detenido más tarde por la Policía de los Emiratos Árabes. Además, se le prohibió el ingreso a todos los torneos del circuito femenino de tenis más una orden judicial de alejamiento.

Según la prensa británica, este no fue el primer suceso de esta naturaleza que le ha tocado vivir a la excampeona del US Open 2021, nacida en Canadá pero nacionalizada en Gran Bretaña.

En 2022, un tipo llamado Amrit Magar, quien llegó a robarse un zapato del padre de la tenista y le dejaba notas y regalos extraños, fue condenado por la justicia a 18 meses de trabajos comunitarios con 200 horas de labores no remuneradas.

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También se le dictó una orden de alejamiento por cinco años y la prohibición de por vida para entrar a campeonatos de la WTA.

Las muestras de apoyo a lo largo del mundo no se hicieron esperar para la joven inglesa de 22 años, especialmente a través del internet. “Fue un momento muy difícil, pero estoy orgullosa de haberme mantenido compitiendo en el torneo de Dubái. Agradezco a todos por su apoyo y especialmente a Karolína Muchová por ser una gran profesional”, declaró Raducanu.

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Nuevamente la WTA (Asociación Mundial Femenina de Tenis) se encuentra en medio de la tormenta tras estos desafortunados acontecimientos que demuestran las recurrentes fallas en la seguridad del tour de damas.

Todos recordamos el bárbaro apuñalamiento de Mónica Seles (ex número uno mundial) mientras jugaba normalmente un partido del torneo de Hamburgo en 1993.

Un desequilibrado mental, fanático de la alemana Steffi Graff, atacó con un cuchillo (de 23 cm) por la espalda a Seles con el objetivo de que jamás le volviera a ganar a su ídolo y compatriota.

La exitosa carrera de la tenista serbia, que había triunfado en ocho torneos de Grand Slam a los 19 años, jamás volvió a ser la misma. El pánico y la paranoia se apoderaron de ella a pesar de sus múltiples intentos de volver a los primeros sitiales.

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Günther Parche, su atacante, fue sentenciado a dos años con libertad condicional y luego internado en un centro psiquiátrico de por vida. Nunca pisó una celda.

Serena Williams, María Sharápova y otras renombradas jugadoras también fueron víctimas de peligroso acoso. Mientras tanto, los delincuentes jamás fueron a parar a la cárcel en ninguno de estos casos. (O)