Marco van Basten fue Marco van Basten: “Vi un jugador caminando en el United, Ugarte, 50 millones. ¿Qué hace caminando? Es una idiotez, Ten Hag invirtió en jugadores que ni siquiera son buenos”. Antes de eso, el calvo y flemático técnico holandés llevó a un centrocampista de marca ya cercano a los 31 años como Casemiro por 76,76 U$S M. Obviamente el Real Madrid lo entregó envuelto en celofán y estuche de lujo. Casi al unísono hizo fichar al extremo brasileño Antony en 103,22 millones de dólares. Ni el mismo Ten Hag lo ponía. Antony es impresentable en el máximo nivel. Su cotización se desplomó: actualmente es de 21,75 U$S M, pero nadie toca a la puerta por él. Rasmus Højlund, delantero centro danés que había hecho diez golcitos en el Atalanta, llegó por 80,35 U$S M. Apenas había convertido cinco veces en el Copenhague, doce en el Sturm Graz y los mencionados diez en el club italiano, pero Erik pensó que tenía a un nuevo fenómeno nórdico, como Haaland, y ordenó desembolsar esa montaña de millones. No suya, desde luego.