Hace justo un mes se dio un suceso periodístico tal vez nunca visto. Una persona era portada de los diarios de todo el mundo: Lionel Messi. No recordamos -y quizás nunca haya pasado- un caso de tamaña unanimidad. Acaso la muerte de John Kennedy. Quién sabe. Pero ni las guerras mundiales ni otros torneos ni catástrofes fueron tan coincidentes en un tema y en un mismo personaje para dedicarle la tapa el mismo día. Se dieron algunas circunstancias convergentes: que Messi resultara la figura del Mundial, que fuera el capitán y por ende quien recibiera la Copa, y que sus compañeros lo levantaran en andas. Por ello acaparó las cámaras, como no pasó antes con Maradona o con Pelé; hace cuarenta o cincuenta años el fútbol no tenía la popularidad actual ni el planeta estaba tan globalizado.