La foto es legendaria: Adolf Dassler, con buzo de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), revisando los tapones (tacos) de los botines del capitán Fritz Walter en la utilería del equipo que al día siguiente sería campeón del mundo. Fue en julio de 1954, durante el Mundial de Suiza. El fundador de la incipiente empresa Adidas oficiando de zapatero de la Selección que asombraría al planeta. Alemania aún juntaba los escombros de la Segunda Guerra Mundial y su selección recién había sido readmitida por la FIFA en el circuito competitivo tras una larga sanción. Pero dio un golpe mayúsculo venciendo en la final a la fabulosa Hungría de Puskas. Por eso se bautizó a esa final como “El milagro de Berna”.