“No hay rastros del avión desaparecido”, tituló escuetamente el diario El País, de Montevideo, el 14 de octubre de 1972. Se refería a un flamante F-27 Fairchild de la Fuerza Aérea Uruguaya que transportaba a cinco tripulantes y 40 pasajeros, en su mayoría miembros del Old Christians, equipo de rugby de los exalumnos del colegio católico Christian Brothers. Los viajeros se dirigían a Chile donde disputarían un partido amistoso con un club de Santiago. Más que nada, una excursión de jóvenes alegres, algunos de los cuales iban acompañados de familiares y amigos. El día anterior, viernes 13, el avión se había desvanecido de los controles aeronáuticos y después de varias horas, como es de rigor, se lo dio por perdido.