“Progresa la ciencia, avanza la tecnología, lo único que no mejora es el hombre”, solía decir ese ciudadano ejemplar y escritor notable que fue Ernesto Sábato, muerto antes de inventarse el lenguaje inclusivo. La frase es olímpicamente aplicable al periodismo. En estos últimos cincuenta años, en los que hemos estado dentro, vimos modernizarse y envilecerse la profesión en iguales proporciones.