Este es uno de los tantos prejuicios que ha instalado en las mentes, poco dadas a la reflexión y el análisis, esa peligrosa banda de algunos “periodistas” deportivos imberbes que se ha apoderado de casi todos los micrófonos y las pantallas, mientras los panelistas inteligentes y experimentados luchan durante el programa para inducirlos a una tarea que les es funcionalmente imposible: pensar.